Skip to main content

Full text of "La escuela de los fenómenos : caricatura taurina en un acto, en prosa y verso"

See other formats


ANTONIO  CALERO  ORT1Z 


La    Escuela 


Lo©   Fenómenos 

(La  Trianera) 

CARICATURA  TAURINA  EN  UN  ACTO,  ORIGINAL 

MÚSICA.  DEL  MAESTRO 

BAUTISTA  MONTERDE 


■ñ 


Copyright,  by  A.  Calero  Ortiz,  1915 

SOCIEDAD  DE  AUTORES  ESPAÑOLES 
Calle  del  Prado,  núm.  24 

1915 


LA  ESCUELA  DE  LOS  FENÓMENOS 


Antonio  Calero  Ortiz 
Blay  M  66=  4a  1* 
-**  Barcelona  ff 


Esta  obra  es  propiedad  de  su  autor,  y  nadie  po- 
di&,  sin  su  permiso,  reimprimirla  ni  representarla  en 
España  ni  en  los  países  con  los  cuales  se  hayan  ce^e 
brado,  ó  se  celebren  en  adelante,  tratados  ínternacio 
nales  de  propiedad  literaria. 

El  autor  se  reserva  el  derecho  de  traducción. 

Los  comisionados  y  representantes  de  la  Sociedad  da 
Autores  Españoles  son  los  encargados  exclusivamente 
de  conceder  ó  negar  el  permiso  de  representación  y 
del  cobro  de  los  derechos  de  propiedad. 


Droits  de  representation,  de  traduction  et  de  repro- 
duetion  reserves  povr  tous  les  pays,  y  compris  la  Sue- 
de,  la  Norvége  et  la  Hóllande, 

Queda  hecho  el  depósito  que  marca  la  ley. 


U  ESCUELA  DE  LOS  F 


CARICATURA  TAURINA 

en  un  acto,  en  prosa  y  verso 

ORIGINAL  DE 

ANTONIO  CALERO  ORTIZ 

música  del  maestro 

BERNARDINO  BAUTISTA  MONTERDE 


•Estrenada  en  el  TEATRO  CÓMICO  de  Barcelona  el  8  de 
Julio  de  1915 


-#- 


MADRID 

S.  VHLAfiOO  SHP„  MABQliÉS  OB  QáMfA  ABAt  U  BUP 
TtUtonc  *úm*ro$fs 

1915 


Digitized  by  the  Internet  Archive 

in  2011  with  funding  from 

Üniversity  of  North  Carolina  at  Chapel  Hil 


http://www.archive.org/details/laescueladelosfeOObaut 


Al  Sr.  D. 

Celedonio  ].  de  Si^pe 


J^eces/'/afa/nos  ¿//z  /¿o/nfre  co#a¿/e  //¿/s/rar  es.~ 
/as  pofres  /)ag//zas;  /i  a  es /r  o  a/rev/m/e/i/o  /zos  /ía 
//e¿sa¿/o  a  es/a/n/tar  efs&j/o,  co/ijíac/os  e/i  aae  ace#- 
/ara'  es/a  /^oa'es/a  ded/ca/or/a.-  /?or  /o  ci/af/és  c/v/- 
rrf/i  e/er/?a/ne/z/e  ac?raa'ec/a'os  sas  aJ<?c//s//nos  ¿/ 
seguros  serv/dores. 


^~2&¿  Qyt€¿J#it¿ 


REPARTO 


PERSONAJES 


ACTORES 


SOLEÁ «. Sea.     Hernández.. 

SEÑA  ANGUSTIAS. . . , Tornamiea. 

SEÑÓ  PEPE-HILLO Se.       Güell. 

REHÍLETE Fuentes. 

DON  LUIS Cruz. 

SEÑÓ  CURRO Ledksma. 

DON  CÁSTULO Garrido. 

DON  TIRIFILO Castejón. 

DON  SERAFÍN... ....  Gaetano. 

EL  FAROLES Serra. 

EL  PENITA8 Peral. 

EL  MIGITA. Seta.  Martínez. 

EL  PINTURERO Blanco.; 

CRIADO  1.° Se.       Maetí. 

ÍDEM  2.o..é Ballestéeos, 

ÍDEM  3.o Fontens. 

UN  NIÑO N.  N. 

Alumnos,  espectadores,  murguistas  y  coro  general 


La  acción  en  Sevilla.— Época  actual 


Derecha  e  izquierda,  las  del  actos 


£»y** 

<Mr+f**$mb>¡!!t+*A 

*"*€K 

m&mmsmimmmmsmmmmm^mmmmmimm 

MMHffifo* 

ACTO  ÚNICO 


Planta  baja  de  una  casa  eu  Triana.  Dos  puertas  laterales,  una  gran- 
de  al  foro.  Sobre  ésta,  un  trofeo  taurino  y  un  rótulo  que  diga: 
«Academia  Taurina».  «Paso  al  Corral».  La  puerta  de  la  derecha 
conduce  a  la  calle;  la  de  la  izquierda,  al  cuarto  de  Soleá,  Eu 
primer  término  izquierda,  una  banquilla  de  zapatero,  con  la& 
herramientas  necesarias.  Al  foro  del  mismo  lado,  una  mesa,  y, 
sobre  ella,  un  barreño,  varias  botellas  y  envoltorios  de  vendas  y 
algodón.  En  la  pared  del  foro,  una  cabeza  de  toro  disecada;  las 
paredes  adornadas  con  carteles  de  toros.  Sillas  ordinarias  conve- 
nientemente distribuidas.  En  la  lateral  izquierda,  una  guitarra 
colgada.  Es  de  día. 


ESCENA  PRIMERA 

SEÑÓ   PEPE  HILLO  y  REHILETE,  trabajando  en  la  banquilla 

Música 

Pepe  Me  dijo  ayer  mi  vecina 

que  si  me  hallaba  con  fuerzas 

pa  ponerJe  a  sus  zapatos 

tacones  y  medias  suelas. 

Yo  le  contesté  al  momento 

que  eran  mi  especialidá 

los  pases  de  molinetes 

y  las  buenas  estocas. 
Los  dos  Y  salió  diciendo 

que  soy  un  camueso; 


v..k  U>   _.  c-j   «...  KJ 


—  8   - 

que  con  el  estoque 
siempre  pincho  en  hueso; 
pero  yo  le  dije 
que  puede  probar 
y  cuando  ella  quiera 
que  toque  a  matar. 

Pepe  Hace  quince  o  veinte  años, 

antes  de  ser  zapatero, 

to  el  mundo  me  conocía 

por  mi  fama  de  torero: 

el  salto  de  la  garrocha 

no  hubo  quien  lo  diera  igual 

y  tuve  que  retirarme 

por  recibí  una  corná. 
XiOS  dos  Y  toavía  hay  quien  dice 

que  soy  zapatero 

porque  no  he  servio 

nunca  pa  torero: 

pero  todo  el  mundo 

lo  tiene  oservao 

que  to  eso  es  envidia 

que  a  mí  me  han  tomao. 

Hablado 

Rehi.  ¿Y  es  verdá  que  ha  sío  usté  tan  güen  torero 

como  dice,  maestro?... 
Pepe  ¿Que  si  he  sío?...  ¿Tú  has  visto  a  Vicente 

Pastor? 
Rehj.  Sí,  señó. 

Pepe  Pos  ríete  de  Vicente  Pastor. 

Rejjí.  Ja,  ja. 

Peí  e  ¿Tú  has  visto  a  Bermonte? 

•Reh¡.  ¡Sí,  señó. 

Pepe  Pos  ríete  de  Bermonte. 

Reht.  Je,  je. 

Pepe  ¿Tú  has  visto  al  Gaona? 

Rehí.  Sí,  señó. 

Pepe  Pos... 

Rehi,  No  siga  usté;   me  río  también  del  Gaona: 

ahora,  que  como  él  sepa  que  yo  me  río,  me 

da  una  boleta  que  me  manda  a  mudar  de 

agua. 
Pepe  ¿Con  qué  te  gastan  a  ti  más  los  Gallos? 

Rehi.  A  mí,  con  arró. 


Pepe  No  seas  asaura,  niño;  io  que  yo  quió  decir- 

te, es  que  con  qué  te  gustan  más:  ¿con  er 
capote,  con  la  muleta,  u  en  banderillas? 

Rehí.  A  mí,  de  toas  maneras. 

Pepe  Güeno;  pos  to  lo  que  hacen  ellos,  lo  he  he- 

cho yo;  pero  mucho  más  perfercionao. 

Hehi.  ¿Y  quién  ha  sío  su  maestro? 

Pepe  ¿Maestro?...  ¡Ninguno!...  Yo  que  he  tenío  la 

mujer  más  inteligente  en  cuestión  de  cuer- 
nos, qne  te  pues  imagina.  Siempre  estaba 
tratando  con  toreros.  Algunas  veces,  venía 
de  la  calle  con  alguna  nueva  lerción,  y  me 
decía:  «embísteme».  Yo,  le  embestía,  y  me 
daba  unas  medias  verónicas,  y  unas  nava- 
rras, que  yo  no  tenía  más  remedio  que  sen- 
tirme toro,  y  entusiasmarme,  y  decirle  con 
toa  mi  arma:  «¡Viva  la  mare  que  t'ha  parió, 
toreraza!»  A  mí  se  me  queaba  impreso 
aquello;  y  por  eso  yo  en  mi  vía,  he  tenío 
dos  especialidades:  como  torero,  Jas  medias 
verónicas;  y  como  zapatero,  las  medias  sue- 
las. 

Rehi.  Y  los  tacones  de  cartón. 

Pepe  á  ver  si  te  doy  con  el  martillo  en  la  cabeza, 

niño. 

EehJc  Ha  sío  una  broma,  maestro;  demás  sé  yo 

que  usté  echa  al  calzao  mejores  materiales 
que  ningún  zapatero;  por  eso  no  gana  usté, 
dos  reales  con  la  zapatería. 

Pepe  Y  por  eso  he  tenío  que  agarrarme  a  poner 

esta  academia  taurómaca,  donde  ya  sabes 
tú  que  viene  lo  mejorcito  de  Sevilla,  que 
quié  dedicarse  al  arte  de  Cuchares,  con  la 
sana  intención  de  meterse  en  el  bolsillo  a 
Bermonte,  a  los  Gallos,  y  a  toa  esa  cuadri- 
lla de  niños  que  están  cortando  el  bacalao 
por  esas  plazas  de  Dios,  y  que  la  mayor 
parte  de  ellos  ven  un  toro  y  no  saben  don- 
de tiene  el  cuerno  izquierdo. 

Rehí.  Al  lao  del  derecho. 


10 


ESCENA  II 

DICHOS  y  SEÑÓ  CURRO;    éste    es    un    tipo  de  unos  cuarenta  años; 
exageradamente  flamenco  en  el  vestir  y  en  sus  modales;  habla  pausa- 
damente,  y  cuando  dice  su  frase    favorita,   parece  que  dice  una  sen- 
tencia 

Curro         Zalá,  zeñores. 

Rehi.  Aquí  está  su  cuñao. 

Pepe  Hola,  Currito. 

Rehi.  Que  Dios  guarde  a  usté,  señó  Curro. 

Pepe  Hombre,  vienes  que  ni  pintao. 

Curro         ¿De  qué  se  trata?  (se  sienta.) 

Pepe  Este,  que  no  quiere  creer  que  yo  haiga  sío, 

en  mis  güenos  tiempos,  el  ídolo  taurino  de 
toa  Sevilla,  Eso  lo  sabes  tú  mejor  que  na- 
die, y  me  parece,  que  si  llega  la  ocasión,  no 
tendrías  inconveniente  en  jurarlo. 

Curro         ¿Quién,  yo?...  ¡Por  la  gloria  e  mi  mare! 

Pepe  ¿Tú  has  visto  alguna  vé,  poner  banderillas 

como  las  que  yo  ponía?...  Dilo,  hombre, 
dilo  si  lo  has  visto. 

Curro  No  las  he  visto.  ¡Por  la  gloria  e  mi  mare!... 
¡No  las  he  vistol 

Pepe  Y  cuando  me   tiraba   a   mata;    ¿ha   habió 

quién  largara  las  medias  lagartijeras  que 
daba  yo?... 

Curro  ¡No  ha  habió  quien  las  diera!  No,  señó.  ¡Por 
la  gloria  e  mi  mare! 

Rehi.  Pos  diga  usté  que  el  maestro  ha  sío  un  fe- 

nómeno. 

Pepe  Ni  más  ni  menos,  ¿verdá,  Currito? 

Curro         ¡Chipén! 

Pepe  Si   yo   no   hubiera   tenío   la   desgracia   de 

quearme  inútil  de  esta  pierna  (La  derecha.) 
en  la  última  cogía  que  tuve,  a  estas  horas 
le  doy  yo  mucho  ruío  a  los  Gallos. 

Rehi.  (En  la  puerta  de  su  casa  con  una  lata.) 

Curro  ¿Quiés  darme  un  cigarro,  Pepe-Hillo,  que  se 
me  ha  acabao  el  tabaco?... 

Pete  Sí,  hombre,  toma. 

Rehi.  ¿Pero  es  verdá  que  no  tiene  usté  tabaco?... 

C.rro         ¡Por  la  gloria  e  mi  maie! 


21    — 


Pepe  Por  eso  quiero  que  el   que  se  case  con  mi 

hija  sea  un   torerazo  completo.  Y  si  no,  ía 
meto  a  monja. 
Rehi.  ¡Maldita  sea  la  má!„.  ¡Y  que  yo  no  sirva  pa 

torero!... 
Pepe  ¡Tú  que  vas  a  servir!...  ¡Si  el  día  que  aquí 

se  guisan  caracoles,  hay  que  avisarte  me- 
dia hora  antes  de  come  pa  que  te  vayas  y 
no  te  asustes  de  los  cuernosl 

Curro  ¡Ja,  ja,  ja!  ¡Has  teuío  gracia,  Pepe-Hillo, 
por...  ¡Por  la  gloria  e  mi  marel 

Rehi.  Y  a  última  hora,  casará  usté  a  su  hija  con 

algún  maleta. 

PePií  ¿Maleta?...  Tres  señores   vienen,   como  tú 

sabe3,  a  mi  academia;  los  tres  tienen  dinero, 
y  están  enamoraos  de  Soleá.  Pos  no  ee  la 
doy  a  ninguno,  mientras  yo  no  vea  uno  con 
las  suficientes  condiciones  pa  ?er  una  emi- 
nencia. ¿Está  eso  bien  pensao,  Currito? 

Curro         ¡Por  la  gloria  e  mi  marel 

Rehil.  Diga  usté,  señó  Carro;  ¿hace  mucho  tiem- 
po que  se  murió  su  madre? 

Curro  Mi  mare  no  se  ha  muerto  entoavía,  ni  quiá 

Dios  que  se  muera. 

Rehil.  ¡Como  siempre  jura  usté  por  la  gloria  e  su 
madrel 

Curro  ¡Eso  es  que  cá  uno  en  este  mundo  tiene  una 
frase  célebre,  y  yo  tengo  esa  pa  darle  más 
való  a  mis  palabras!...  Es  decí,  que  cuando 
yo  digo:  ¡Por  la  gloria  e  mi  mare!...  Ya  es 
el  ultimátum.  ¿Te  enteras?... 

Rühil.         Sí,  señó. 

Curro         ¿De  verdá  que  te  has  enterao? 

Rehil.         (Kemeaándoio.)  ¡Por  la  gloria  e  mi  mare! 

Curro         ¡Chungueo  no!  ¿eh? 

Rehil.  Si  no  es  chungueo.  Lo  he  dicho  también 
como  ultimátum,  pa  darle  más  való  a  mis 
palabras. 

Curro  ¡Ah!  Güeno,  güeno.  ¿Y  aonde  está  Soleá 
que  no  la  he  visto? 

Pepe  Está  en  su  cuarto  haciendo  hilas  y  prepa^ 

rando  algodón  hidrófilo. 

Curro         ¿Pa  qué? 

Pepe  Pa  la  lerción  de  esta  tarde. 

Curro         ¿Pero  hay  corría  en  el  corral? 

Pepe  Como  que  tengo  preparao  un  novillo  que 


—  12  — 


CuRKQ 

Pepe 


Curro 

Pepe 

■Curro 
Rehil. 

Curro 
•Pepe 


causa  nías  respeto   que  una  pareja  de  la 
Guardia  civil. 

¿Y  lo  tienes  ya  tó  preparao? 
He  traío  diez  litros  de  árnica;  dos  kilóme- 
tros  de  vendaje;  esta  sala   como  enferme- 
ría. 

Entonces  me  voy  y  gorveré  luego  pa  pre- 
sencia la  función. 
¿De  verda  que  vas  a  gorvé,  Curro? 
¡Por  la  gloria  e  mi  mare! 
Ya  soltó  el  ultimátum;   no  le  pregunte  usté 
más. 

£alú,  Señores.  (Vase  por  la  derecha.) 
Adiós,  Currito. 


ESCENA  III 


DICHOS,  menos  CURRO 


Rehil.  ¿Y  quién  toma  parte  en  ese  acontecimiento, 
maestro? 

Pepe  Los  tres  señores  que  tú  conoces;   dos  fenó- 

menos que  esto}'  esperando  de  un  momento 
a  otro  y  los  alurnos  de  primera  enseñanza 
que  quieran. 

Rehil,  ¿Quiere  usté  que  pruebe  yo  a  ver  si  sirvo 
pa  torero? 

Pepe  Prueba. 

Rehil.  Pos  entonces  me  voy  a  come,  mientras  se 
reúne  la  gente. 

Pepe  Anda  y  vente  pronto  si  quieres  probar  tus 

facultades. 

Rehil.  Esta  tarde,  o  me  hace  polvo  ese  novillo,  o 
me  gano  la  mano  de  su  hija.  Fíjese  usté  en 

estas  hechuras.  (Con  el  mandil  que  se  ha  quitado 
marca  dos  medias  verónicas  y  un  recorte,  oleándose  él 
mismo  mientras  las  ejecuta.)    ¡Ole,  ole  y  ole!... 

Pepe  ¡A.  eso  torearás  tú;  a  la   armófera!   ¡So  ma- 

leta! 
Rehil.  ¿Maleta?...  Esta  tarde  me  lo  dirá  usté.  Hasta 

luego.  (Vásfe  por  la  derecha.) 


—  id  — 
ESCENA  IV 

SENO  PEPE-tTILLO;  a    poco  3EÑÁ  ANGUSTIAS 

Pepe  Este   Rehilete   tiene    más    gracia  que   un 

mono  sabio.  Y  aunque  no  tiene  figura,  fí 
tuviera  algo  en  el  lao  izquierdo  y  való  pa 
arrimarse  a  los  toros,  era  un  yerno  pa  mí 
que  ni  pintao. 

ÁNG.  (Entrando  por  la  derecha.)    Que    DÍOS    guarde    a 

usté,  señó  Pepe-Hillo. 

Pepe  Que  la  guarde  a  usté  primero  debajo  de  una 

losa. 

Ang.  ¿Es  que  vamos  a   empezá  ya  como  siem- 

pre?... 

Pepe  Lo  que  yo  quisiera  era  no  empezar  nunca; 

sería  seña  de  que  no  tenía  el  disgusto  de 
verla. 

Ang.  ¿Pero  se  pué  sabe   qué  avenates   le  dan   a 

usté  siempre  que  yo  entro  por  las  puertas 
de  su  casa?... 

Pepe  Que   nunca  ha  venido  usté  a  ella  pa  ná 

güeno. 

Ang.  Sí,  ¿verdá?...  ¿Y  a  quién  le  debe  usté  ahora 

los  alurnos  que  tiene  en  la  academia  si  no 
es  a  mí?...  Y  sobre  tó,  esos  tres  señoritos  que 
les  están  llenando  la  casa  de  pesetas  porque 
les  enseñe  usté  cuatro  mojigangas,  que  es  lo 
que  usté  sabe. 

Pepe  ¿Mojigangas   yo?...    ¡No   me  toque  usté  al 

arte,  porque  pierdo  los  estribos!  Si  esa  ca- 
beza hablara,  le  diría  las  cosas  que  este  cuer- 
po gitano  hizo  con  él  en  la  plaza  con  el  ca- 
pote. ¡Hasta  el  mismo  toro  entusiasmao  me 
dijo  ole! 

Ang.  ¿No  entendería  usté  malamente?... 

Pepe  No  señora.  Me  abrí  de  capa...  (Le  quita  el  man- 

tón, que  utiliza  como  capote,  y  marca  dos  medias  ve- 
rónicas y  un  recorte  ridículo  mientras  se  olea  él  mis- 
mo )  Y  empezó  el  público:  «¡Ole!...  ¡Ole!... 
¡Ole!...»  Acabé  la  suerte  con  un  recorte  más 
ceñío  que  un  pantalón  de  talle;  el  toro  se 
me  arrancó  y  oí  claramente  que  me  decía... 

Ang.  ¡¡Hulel! 


14  — 


Pepe 

Ang. 

Pepe 

Ang. 
Pepe 
Ang. 
Pepe 
Ang. 


Pepe 
Ang. 


Pepe 
Ang. 

Pepe 


Ang, 


¡Ole!...  Pero  me  empitonó,  y  de  allí  pasé  a 
la  enfermería. 

Lo  creo;  cuando  usté  toreaba  entraba  el  ár- 
nica en  la  plaza  por  arrobas. 
Güeno,  menos  conversación  y  al  avío.  ¿Qué 
le  trae  a  usté  por  aquí? 
Un  recao  urgente  y  de  interés. 
Eche  usté  por  esa  boca. 
Vengo  de  parte  de  don  Tirifilo... 
¡Ah,  sí;  de  Bermonte  chico! 
Que  lo  está  a  usté  esperando  en  el  café  de 
la  esquina,  pa  darle  las  doscientas  pesetas 
que  ha  costao  el  novillo,  y  de  paso  ajusta  la 
carne  con  el  carnicero  de  enfrente  que  la 
quié  compra.  Yo  aquí  le  espero  pa  que  me 
diga  la  hora  en  punto  de  la  corría  pa  avi- 
sarle a  don  Cástulo. 
¡Ese  sí  que  va  a  ser  un  torerazo! 
¡Ya  lo  creo!...  A  mí  m'han  dicho  que  si  si- 
gue toreando,  no  tardará  mucho  en  que  lo 
veamos  con  la  muleta. 
¡Y  que  va  a  matar  más  que  el  tifus! 
No,  si  yo  decía  con  una  muleta;  porque  un 
toro  le  va  a  rompe  una  pata. 
Vamos,  calle  usté,  lechuza:  que  es  usté  un 
pájaro  de  mal  agüero.   Quédese  usté  al  cui- 
dao  del  establecimiento  mientras  yo  güervo. 

(Vase  per  la  derecha  marcando   uu  paso  torero  y  una 
cojera  ridicula.) 

¡Vaya  usté  con  Dios,  catredá  taurina!... 


ESCENA   V 


ANGUSTIAS;  a  poco  SOLEA 


Ang 


Soleá 

Ang. 

Soleá 

Ang. 

Solbá 

Ang. 


¡Torero!.  .  ¡Si  supieras  el  quiebro  que  te  van 

a  dar  esta  tarde!.  .   (Acercándose  a  la  puerta  de  la 

izquierda.)  ¡Soleá!...  ¡Soleá!... 

(saliendo.)  ¿Qué  hay,  seña  Angustias?...  ¿Lo 

ha  visto  usté? 

¡Ya  lo  creo!...  Y  no  está  mu  lejos  de  aquí. 

¿Y  mi  padre? 

Tu  padre  está  entretenío  pa  un  rato. 

Pero,  ¿dónde? 

En  el  café  de  la  esquina;  lo  ha  cogió  don 


—  15  — 


Tirifilo  por  su  cuenta,  y  ya  no  !e  suelta 
hasta  que  sea  menesté. 

Soleá  ¿Y  quién  es  doa  Tirifilo?... 

Ang.  Ese  señorito  falsifican,  que  viene  a  aprende 

toreo  y  tu  padre  le  llama  Bermonte  chico. 
Don  Luis  quiere  habla  contigo. 

Soleá         ¿Cuándo? 

Ang.  Ahora  mismo. 

Soleá         ¿Pero  dónde  está? 

Ang.  Esperando  una  seña  mía  pa  entra.   Quiere 

ponerse  de  acuerdo  contigo,  pa  cuando  esta 
tarde  estén  toos  embobaos  con  la  corría,  salí 
de  naja  en  un  ariomovi  que  ya  tiene  pre- 
parao. 

Soleá  ¡Ay,  seña   Angustias!...    ¡Yo  tengo   mucho 

miedo! 

Ang.  ¡Calla,  tonta!...  Verás  qué  pronto  te  lo  quita 

él. 

Soleá  ¡Me  va  a  doler  mucho,  dejar  a  mi  padre! 

Ang.  j  Pero,  mu  jé,  si  es  un  rato  na  más! ..  Ense- 

guía  están  ustedes  de  güerta;  le  piden  per- 
dón, y  como  él  ya  tendrá  la  medicina  den 
tro  del  cuerpo,  verás  qué  pronto  sus  abraza, 
y  toos  tan  contentos.   Espera;  voy  a  hacerle 

la  Seña  Convenía...  (Va  a  la  puerta  de  la  derecha 
y  hace  señas    con    un  pañuelo.)    Ya  viene.    Soleá, 

por  Dios,  no  vayas  a  hace  una  tontería! ¡Mira 
«,  que  ese  hombre  es  capaz  de  cualquier  dis- 
parate. (Hace  medio  mutis  hacia  el  foro.) 

Soleá  ¿Pero  usté  se  va?... 

Ang.  Naturalmente;  ¿qué  vi  yo  a  jasé  entre  dos 

tórtolos  viudos?...  ¿Tú  no  ves  que  yo  tengo 
mi  alma  en  mi  almario,  y  al  ver  a  ustedes 
diciéndose  ternuras,  me  herviría  la  sangre 
pensando  en  mis  veinte  años?...  ¡Ay,  Jesús, 
jesús,  las  güertas  que  da  el  mundo!...  (Apa- 
rece Luis  en  la  puerta  de  la  derecha,  y  hace  señas  a 
Angustias  para  que  se  vaya. Angustias  no  le  hace  caso 

y  sigue  hablando.)  Aquí  lo  tienes.  ¡A  ver  si  hay 
un  mozo  en  España  con  estas  hechuras  pa- 
joleras!... (Luis  saca  un  pañuelo  verde  y  lo  euseña  a 
Angustias.)  ¿Lo  ves?...  ¡El  pañuelo  verde!...  ¡Al 

Corral!  (Vase  por  la  puerta  del  foro.) 


16  — 


ESCENA  VI 

SOLEÁ  y  LUIS 

Luis  ¡Bendita  sea  la  Virgen  de  la  Soledad!. 

Soi  fá  ¡LuisI 

Luis  ¡Alma  mía! 

Música 

Eres  la  hembra  más  guapa 
que  nació  en  Andalucía, 
la  tierra  de  los  amores, 
del  vino  y  de  la  alegría. 

So;  eá  Yo  soy  de  la  tierra 

donde  las  mujeres 
por  cariño  matan 
y  queriendo  mueren. 

Lü'.s  Si  a  una  mujer  andaluza 

hace  un  hombre  una  traición.  - 

Soleá.  En  lo  más  hondo  del  alma 

guarda  siempre  aquel  rencor. 

Y  ya  no  se  ablanda, 
ni  apaga  sus  celos... 

Luis  Hasta  que  la  miran 

unos  ojos  negro?; 
que  con  cariño  le  digan: 
nena  de  mi  corazón, 
si  no  te  quiero  de  veras 
que  me  maten  a  traición. 

Los  os  Y  de  noche  en  la  ventana 

entre  rosas  y  claveles, 
juntándolas  dos  caritas, 
contándose  sus  quereres. 
Mientras  que  la  luna  clara,, 
envidiosa  de  su  amor, 
entre  nubes  muchas  veces 
oculta  su  resplandor. 

Y  ellos  con  sus  penas 
y  sus  alegrías, 

en  dulce  coloquio 
íes  sorprende  el  día; 
luego,  al  separarse, 


—  17  — 

dicen  con  pasión: 
No  me  olvides,  niña 
de  mi  corazón. 

Hablado 

Luis  Soledad,  ¿me  quieres? 

Solfa  ¿Cómo  no  quererte, 

si  muero  de  pena 
cuando  estoy  sin  verte 
dos  horas  tan  solo?... 
¡Si  eres  mi  alegría!... 
¡Si  tú  me  olvidaras, 
creo  que  moriría! 

Luis  ¿Olvidarte?...  ¡Nunca! 

jSi  eres  mi  consuelo!.., 
Si  cuando  yo  miro 
tus  ojos  de  cielo, 
tu  boca  de  rosa, 
tu  cara  morena, 
igual  que  la  Virgen 
de  la  Macarena, 
mi  alma  se  exalta; 
sin  querer  me  excito, 
y  sin  que  lo  note?, 
te  rezo  bajito. 
Ahora  yo  quisiera 
tener  un  tesoro, 
para  edificarte 
un  templo  de  oro, 
con  una  capilla 
muy  retebonita, 
y  poner  en  ella 
a  mi  Virgencita. 
¿Y  tienes  recelo 
que  pueda  olvidarte?... 
fei  vivo  en  el  muno'o 
sólo  pa  adorarte. 
Levanta  esa  cara, 
que  me  dé  consuelo; 
que  vea  tus  ojos 
de  color  de  cielo, 
tu  boca  de  rosa, 
tu  cara  morena, 
igual  que  la  Virgin 
de  la  Macarena. 


18 


Soleá  ¡Luis  de  mi  vida! 

Pide  lo  que  quieras: 
es  tuya  mi  alma, 
y  mi  vida  entera; 
que  guarda  mi  pecho 
amor  tan  profundo, 
que  te  seguiría 
hasta  el  fin  del  mundo. 
¡Bendita  tu  boca'... 
¡Así  quiero  verte!.., 
¡Y  que  nos  separe 
tan  solo  la  muerte. 

¿No  me  engañas,  Luis?...  ¿Me  llevas  contigo 
para  hacerme  tu  esposa?... 
Es  que  dudas  de  mí?... 
No,  no  dudo:  pero  me   parece  mucha  feli- 
cidá. 

Más  te  mereces  Luego,  cuando  empiecen 
en  el  corral  la  lidia  del  becerro,  tu.  padre  esté 
dirigiendo  y  todos  entusiasmaos  con  la  fun- 
ción, yo  me  acercaré  a  esta  puerta,  en  la  calle 
habrá  un  auto,  salimos  en  él,  y  verás  qué 
poco  camino  hay  de  aquí  a  la  felicidá. 

Soleá  ¿Y  mi  padre,  Luis? 

Luis  ¿Tu  padre?...   Luego,  cuando  volvamos,   le 

pediremos  que  nos  perdone  y  se  venga  con 
nosotros.  Mientras  tanto,  ya  le  quitarán  el 
susto,  con  un  calmante  que  le  dejo  rece- 
tado. 

Soleá  ¿Me  lo  jura-? 

Luis  ¡Por  mi  madre!...  ¿Confío  en  ti?... 

Soleá  Confía. 

Luis  ¡Hasta  luego,  mi  vida! 

SOLEÁ  ¡AdiÓS,  mi  almal  (Vase  Luis  por  la  derecha;  Soleá 

le  acompaña  hasta  la  puerta.) 


Luis 


Soleá 

Luis 

Soleá 

Luis 


ESCENA  VII 

SOLEÁ  y  SEÑA   ANGUSTIAS 


Ang. 


Soleá 


(saliendo  del  corral.)  ¡Ay,  Dios  mío  de  mi  al- 
ma!... ¡Quién  tuviera  treinta  años  menos,  y 
un  gachó  como  ese  pa  este  invierno,  que  son 
las  noches  largas!... 
¿Que  dice  usté,  seña  Angustias? 


—  19  — 
Ang.     Na,  hija  mía.  ¿Se  ariegló  ya  eso? 

SOLEÁ  (Secándose  las  lágrimas.")  Sí,  Señora. 

Ang.  ¿Y  vas  a  llorar  por  eso?...    ¡Jesú,  Jesú  y  Je- 

sú!...  ¡Y  qué  poca  sustancia,  tienen  estas  ni- 
ñas de  hoy  en  día!...  ¡Cudiao  con  llorar  por 
que  se  la  lleva  el  novio!..,  ¡Cuántas  habrá 
que  lloran,  porque  no  encuentran  quien  se 
las  lleve!... 

Soleá  Si  mi  llanto  no  es  de  pena. 

Ang.  ¿Entonces,  de  qué? 

Soleá  De  emoción...  de  alegría,  de...   qué  sé  yo... 

No  acierto  a  explicarme. 

Ang.  Pues  seca  tus  lágrimas,  que  ya  viene  tu  pa- 

dre. 

Soleá  No  tenga  usté  miedo. 


ESCENA  Vííl 


DICHAS;  PEPE-HILLO  y  REHILETE 
PtíPE  (Cantando  con  música  de  la  Carmen.) 

Torero  soy 
bravo  matador 
torero  soy...  ¡Jeee!... 
¡Embístame  usté,  seña  Angustias!... 

Ang.  ¡Que  le  embista  a  usté  el  demonio,  que  di- 

cen que  tiene  güenos  cuernos! 

Soleá  Pero  padre,  ¿por  qué  está  usté  tan  contento? 

Pepe  ¿Que  por  qué?...  ¡Porque  esta  tarde  se  veri- 

fican en  mi  academia,  los  primeros  ersáme- 
nes  prárticcs,  ¿y  a  que  no  sabes  tú  cuál  es 
el  premio?... 

Soleá  ¡Qué  sé  yo! 

Pepe  El  premio,   eres   tú;   porque   te  caso  con  el 

que  más  condiciones  presente  de  torero. 

Rehil.         Excuso  decirte,  que  esta  tarde,  o  me  mata 
ese  novillo,  o  me  caso  contigo. 

Soleá  Eso  será  si  yo  quiero. 

Pepe  Desengáñate,  Rehilete;  tú  no  te  casas  con 

mi  hija,  porque  no  reúnes  las  condiciones 
suficientes  pa  ser  una  eminencia.  Soleá  se 
casará  seguramente,  con  uno  de  los  fenó- 
menos que  espero. 

Soleá  ¿Con  un  fenómeno,  me  quiere  usté  casar? 

Pepe  ¡Con  un  fenómeno  taurino! 


-—  20  ~ 

Rehil.         ¿Y  quiénes  son  esos  fenómenos,   maestro?... 

Pepe  Uno,  el  Faroles;  el  otro,  el  Penitas. 

Ang.  ¡Jesú,  y  que  torero  más  triste! 

Pepe  ¿Y  a  usté  qué  le  importa,  seña  Fatigas?... 

Ang.  ¡Angustias,  me  llamo! 

Pepe  Lo  mismo  da  Fatigas,  que  Angustias.  Ya  se 

pué  usté  estar  largando,  y  decirle  a  don 
Cástnlo,  que  a  las  tres  en  punto  empiezo  la 
corrida.  Y  tú,  alza  pa  dentro. 

Soleá  Ya  me   voy:  pero  no  crea  usté  que  yo  me 

voy  a  casar  con  el  primer  maleta  que  a  usté 
se  le  antoje. 

Pepe  ¡Tú  te  casarás  con  el  que  a  mí  me  dé  la  ga- 

na; y  si  me  dices  que  no,  te  descabello  a 
pulso. 

ANG.  Hasta  luego,  Soleá.  (Vase   por  la  derecha.) 

Soleá  Vaya  usté  con  Dios,  seña  Angustias-  (vase 

por  la  izquierda.) 

Pepe  Y  tú,  y  yo,  vamos  a  ver  si  falta  algo  que 

arregla  en  la  plaza. 
Rehil.  Vamos  allá,  (vanse  ios  dos  por  el  foro.) 


ESCENA    IX 


CORO   DE   ALUÜN03 

(El  coro  de  señoras  en  tiajes  de  chicos;  con  pantalones 
de  talle,  guayaberas  y  gorras.  Todas  llevan  capotes  de 
brega.) 

Música 


Aquí  estamos  los  alurnos 
que  aprendemos  a  torear 
porque  es  el  único  arte 
para  poder  prosperar. 
Con  aplausos  y  riquezas 
empezamos  a  soñar 
y  a  imitar  a  Pepe-hillo 
nos  queremos  dedicar. 
Que  es  la  cosa  más  bonita. 
y  la  más  bella  ilusión 
vestir  el  traje  de  luces 
y  causar  admiración. 
Y  luego  en  la  plaza 


—  21  - 

salir  en  cuadrilla 
que  se  vuelvan  locas 
todas  las  chiquillas. 

\  Paseo.) 

| En  el  resto  del  número  van  ejecutando  cuanto  dicen.) 

\1  salir  el  toro  abrirse  de  capa 
y  con  gracia  fina  larga  una  navarra. 
¡Jeé! 

Si  el  toro  se  arranca, 

con  arte  y  valor, 

se  le  larga  un  recorte  ceñío 

y  estalla  en  la  plaza 

la  gran  ovación. 

Seremos  del  toreo 

la  flor  y  nata; 

somos  lo  más  castizo 

que  hay  en  Triana. 


ESCENA   X 

DICHOS:  PEPE-H1LL0  y  REHILETE 

Hablado 

Pepe  ¡Ole  mis  niñosl 

Müg.  |Salú,  maestro! 

Pint.  No  dirá  usté  que   no  sernos  puntuales  a  la 

lerción. 

Pepe  Así  me  gusta  a  mí  la  gente.  Vamos  a  vé, 

Migita:  a  ver  si  te  acuerdas  de  la  lerción  ar- 
moférica  que  te  di  ayer.  ¿Cómo  se  le  paran 
ios  pies  a  un  toro?... 

Rehil,  Amarrándolo. 

Pepe  A  ver  si  te   callas,  guasón,  que   no   te  pre- 

gunto a  ti. 

MlG.  Fíjese  U3té.   (Se  abre  de    capa,  y  marca  varios    lan- 

ces.) 
PePE  (Mientras  Migitas    va  ejecutando    las  suertes.)  ¡Ole!... 

¡Olel...  ¡Ole!...  y  [Ole!  ¡Bendita  sea  la  mare 
que  t'ha  parió,  Migita!...  Vamos  a  vé,  tú, 
Pinturero,  Un  par  de  banderillas  al  quiebro; 
pero  con  ange. 

PlNT.  Ahí  va.  (Marca  el  quiebro.) 

Pepe  ¡Ole  tus  hechuras!...   Y  basta  de  lerciones 

armof ericas,  que   pronto  vamos  a  empezá 


—  22  - 

con  las  prárticas.  ¿Ustedes  están  conformes 
en  tomar  parte  en  la  lidia  del  novillo? 

Todos  Si,  señó. 

Üehil.  ¿Quiere  usté  darme  a  mi  otra  lerción  armo- 
i  erica?... 

Pepe  A  ti  te  voy  yo  a  da  un  puntapié,  que  vas  a 

cruza  la  armófera.  Y  basta  de  algarabía, 
que  ya  están  aquí  los  aiistócratas. 


ESCENA  Xí 

DICHOS  y  DON  TIRIFILO,  DON  CÁ8TÜLO  y  DON  SERAFÍN,  con 
fraques,  chisteras  y  grandes  coletas:  entran  seguidos  de  tres  criados 
con  libreas,  llevando  cada  uno  una  bandeja,  con  los  utensilios  de 
torear,  una  guayabera  y  gorra,  que  a  su  tiempo  cambian  los  seño- 
res, por  el  frac  y  la  chistera.  El  CORO  general  entra  en  escena  de- 
trás de  ellos 

ESiisica 


Señores  Somos  tres  aristócratas  de  rango 

que  al  toreo  nos  queremos  dedicar; 
que  es  el  único  arte  que  hoy  día 
en  España  ee  puede  admirar. 
Criados  Y  nosotros  no  tenemos  dos  pesetas 

y  estudiamos  los  tres  para  maletas. 
Señores  Ya  no  hay  ministro 

ni  diputado, 

ni  hombre  de  ciencia 

a  quien  admirar, 

que  se  le  otorguen 

los  homenajes, 

que  hoy  a  un  torero 

se  le  suelen  tributar. 
Criados  Ya  no  hay  criado 

de  casa  grande, 

aunque  lo  sea 

de  un  senador, 

que  fume  brevas 

y  vaya  en  coche, 

como  el  maleta 

de  un  matador. 
Señores  Por  eso  nos  dedicamos 

al  clásico  volapié, 


Crtado  l.o 
Criado  2.o 
Criado  3.o 

Los  SEIS 


—  23  — 

al  pase  de  molinete 
y  al  recorte  de  chipén. 
Y  creo  que  llevamos 
muchísima  razón; 
el  toreo  salvará 
y  regenerará 
nuestra  nación. 
Sí,  señor. 

Sí,  señor. 
Sí,  señor. 

Sí,  señor. 
El  toreo  salvará 
y  regenerará 
nuestra  nación. 


ESCENA  Xli 

DICHOS    y  SEÑÓ  CURRO 

Hablado 

Curro  ¡Que  Dios  bendiga  a  ustedes!... 

Pepe  ¡Hola,  Currito! 

Rehil.  Ya  decía  yo,  que  no  venía  el  señor  Curro. 

Curro  Dije  que  no  faltaba...  ¡Por  la  gloria  e  mi 
mare! 

Rehil.         Es  verdá,que  soltó  el  ultimátum. 

Pepe  Oirme  dos  palabras,  señores:  falta  un  coar- 

to de  hora,  pa  da  principio  a  la  corría;  yo 
creo  que  no  faltará  el  való  a  ninguno  de  los 
presentes  pa  torear,  banderillear  y  mata 
como  mandan  los  cañones,  a  ese  morucho 
que  tenemos  encerrao.  El  Faroles  y  el  Peni- 
tas,  no  pueden  tarda;  mientras  tanto,  voy  a 
presentarles  el  premio  con  que  será  orse- 
quiao,  el  que  demuestre  que  tiene  más  való 
y  más  cantidá  de  torero...  ¡Soleá!...  ¡Soleá!... 


ESCENA  XIII 

DICHOS  y  SOLEÁ,  por  la  izquierda 

Soleá  ¿Qué  quiere  usté,  padre?... 

Curro  ¡Adiós,  chiquilla! 

Soleá  ¡Que  Dios  guarde  a  usté,  tío! 

Cukro  ¡Ca  día  estás  más  guapa,  Soleaíya! 


—    24 


Soleá  ¡Vamos,  tío,  no  tea  usté  guasón! 

Curro         ¿Cómo  guasón?... 

Pepe  Ven  acá,  hija  mía%  que  quiero  presentarte 

a  estos  señores. 

Soleá  ¡Por  Dios,  padre!... 

Ser.  ¡Bendito  sea  su  papái 

Pepe  ¡Gracias,  don  Serafín! 

CÁs.  ¡Bendita  sea  su  mamá! 

Pepe  ¡Que  en  paz  descanse,  don  Cástulo! 

Tir.  ¡üendita  sea!... 

Soleá  ¡Señores,  por  Dios,  basta  de  florea! 

Pepe  Vas  a  canta  alguna  cosita,  pa  que  estos  se- 

ñores te  oigan. 

Soleá  ¡Déjeme    usté  de  cantares,    que   tengo  mi 

alma  mu  triste! 

Tir.  ¿Y  nos  va  usted  a  dejar  con  el  deseo? 

Soleá  Si  es  que  no  sé  qué  canta. 

Pepe  Aquellas   trianeras,    que   tanto   me    gusta 

oirte. 

Soleá  Les  ar vierto  que  no  tiene  na  de  partícula. 

Curro  ¿Cómo  que  no  tiene  na  e  partícula?...  ¡Las 
canta  como  Dios!... 

Tir.  ¡Ya  lo  creo!...  ¡Usted  debe  cantar  como  un 

ruiseñor! 

Pepe  (Este  tío  es  demasíao  fino  pa  torero.) 

Curro  ¡Anda,  chiquilla,  que  yo  te  acompaño!  Ven- 

ga la  guitarra.  (Coge  la  guitarra  y  se  sienta  para 
tocar.) 

Cas.  iVensa  de  ahí! 


Música 

Soleá  Soy  andaluza  nativa, 

nací  en  el  mismo  Triana. 
Coro  ¡Ole! 

Soleá  Y  por  eso  por  mis  venas 

corre  sangre  de  gitana. 
Cuando  mi  serrano 
me  dice:  «¡Te  quiero!» 
le  clavo  mis  ojos 
que  despiden  fuego. 
Porque  no  hay  un  gachó  que  resista 
de  mis  clisos  negros  el  dulce  mirar, 
ni  me  diga  al  mirarme  a  la  cara 
dame  tu  cariño  o  mátame  ya. 
Coro  Porque  no  hay  un  gachó  que  resista 


—  25  — 

de  sus  clisos  negros  el  dulce  mirar, 
ni  le  diga  al  mirarla  a  la  cara 
dame  tu  cariño  o  mátame  ya. 
•'Solea  í  por  eso  teago 

siempre  quien  me  quiera. 

y  se  vuelva  loco 

por  la  Trianera. 

II 

No  hay  quereres  en  el  mundo. 
tos  los  quereres  son  falsos. 
Coro  ¡Ole! 

Solea  Y  la  mujer  quiere  al  hombre 

porque  es  el  bicho  más  malo. 
En  cuanto  que  uu  hombre 
nos  dice  te  quiero, 
son  nuestros  ojitos 
dos  ascuas  de  fuego. 
Y  a  la  luz  de  la  luna  en  la  reja 
se  pasan  la  noche  en  coloquio  de  amó, 
entre  rosas  y  campanillitas 
que  tocan  a  gloria  cuando  hablan  los  dos. 
Coro  Y  a  la  luz  de  la  luna  en  la  reja, 

etc.,  etc. 
Soleá  Y  si  alguno  quiere 

saber  qué  es  canela, 
que  tenga  por  novia 
a  una  trianera. 
Curo  Trianera,  trianera, 

tú  eres,  niña, 
la  más  sandunguera. 

Hablad® 

ReH!L.  (En  un  arranque  de  entusiasmo  y  tirándole  la  gorra  a 

los  pies.)  ¡Bendita  sea  la  madre  que  estuvo 
nueve  me»es  pensando  en  traerte  al  mundo! 

Pepe  ¿Pero  qué  viene  a  sé  eso,  niño? 

Rehil.  Esto  es  el  entusiasmo  que  no  me  cabe  en  el 
cuerpo,  y  se  me  sale  por  toas  partes. 

Pepe  ¡A  ver  si  te  quito  yo    el  entusiasmo   de  una 

pata! 

CÁs.  ¿Y  no  presidirá  usté  la  corrida? 

Pepe  ¿Quién?...  ¿Esta?...  ¡No  señó!  Tiene  ya  su  si- 

tio señalao, 


—  26  — 

Seh.  ¿Cuáles? 

Pepe  Quedarse  aquí,  por  si  hubiera  que  curar  al- 

gún herío. 

Tir  .  ¡Quién  tuviera  la  suerte  de  que  lo  cogiera  el 

toro,  para  tener  la  dicha  de  ser  curado  por 
usted!... 

Pepe  (¡Cuando  yo  digo  que  este  tío  es   demasiao 

fino  pa  torero!) 


ESCENA    XIV 

DICHOS;  el  FAROLE3  y    el  PEN1TAS 

Estos  son  dos  verdaderas  caricaturas.  Visten:    pantalones  exagerada- 
mente altos  de  talles;  chaquetillas,    exageradamente    cortas;  sombre- 
ros de  alas  anchas.  Llevan    coletas    grandísimas,    y  traen    capotes  de 
brega.  Son  íeos,    hasta   más  no  poder 

Far.  ¡Salú  y  pesetas! 

Pfpe  ¡Adelante  los  fenómenos! 

Soleá  Sí,   que  tiene   razón,    en  llamarle  fenóme- 

nos. 

Rehil.  ¡Cqmo  que  son  más  feos,  que  un  día  sin  co- 

mer! 


Música 

(Durante  el   número,   los  tres   señoritos    sustiiuyen   el 
frac  y  la  chistera  por  la  guayabera  y  la  gorra.) 

Los  dos  Estos  dos  torerazo3 

que  lien  delante. 
F\u.  Que  tien  delante. 

PEN.  (Sollozando.) 

Que...  tien...  de...  lan...  te. 
Far.  Matan  toros  tan  grandes 

como  elefantes. 
Pen  Como  ele...  fan...tes. 

Far.  En  abriéndome  de  capa 

muchas  veces  demostré 

que  parao  dejo  a  un  toro 

aunque  tenga  muchos  pies. 
Pen.  Si  yo  me  voy  hacia  el  toro. 

aunque  ya  esté  mu  parao, 

y  le  largo  dos  faroles, 

me  resultan  a ..  pa...  ga...  os. 
Far.  Y  he  podio  demostrar 


Pen  .  Y  he  podio  demostrar 

que  si  me  echan  cuatro  toros» 
los  cuatro... 

Far.  i  Vari  al  corral! 


ií 


Los  DOS 

En  Madrí  nos  tomaron 

por  dos  maletas. 

Far. 

Por  dos  maletas. 

Pení 

Por...  dos...  ma,..  le...  tas. 

Los  DOS 

Porque  no  se  fijaron 

en  las  coletas. 

Pen. 

En  las...  co...  le...  tas. 

Far. 

Y  en  la  primera  corría 

a  muchos  le  demostré 

que  poniendo  banderillas 

no  hay  quien  me  pueda  vencer 

Pen. 

En  Vallecas  me  pidieron 

que  también  pusiera  un  par 

y  se  las  puse  en  la  espalda 

a  un  guardia  municipal. 

Far. 

Y  he  podido  dernostrá 

Pen. 

Y  he  podido  demostrá 

que  si  me  echan  cuatro  toros, 

ios  cuatro... 

Far. 

Van  al  corral. 

Hablado 

Pepe  Señores,  tengo  el  gusto  de  presentarles  ei 

primer  fenómeno  de  España.  Salvador  Ven- 
tosa, alias  «el  Faroles». 

Far.  Pa  servir  a  tos  ustedes. 

Tir.  Gracias  en  nombre  de  mis  compañeros. 

CÁs.  Tengo  entendido  que  es  usted  un  torero  de 

mucha  luz. 

Rehil.         Naturalmente:  «el  Faroles». 

Tir.  ¿Y  qué  ganado  torea  usted  con  más  gusto? 

Fak.  Tos  iguales:  a  mí  me  echan  miuras,  y  me 

los  como.  jMe  echan  veraguas,  y  me  los 
bebo!...  ¡A  mí  me  echan  palas... 

Rehil,  Y  medias  suelas,  y  le  arreglan  el  calzao  pa 
un  poco  e  tiempo. 

Curro  ¡Has  estao  güeno,   Rehilete,  por...   ¡por  la 

gloria  e  mi  mare! 


—  28  — 

Pepe  A  ver  si  no  empezamos  con  guasitas.  Jere- 

mías Delgao,  alias  «el  Penitas». 
Cas.  ¡Tanto  gusto! 

PfiN.  (Medio  llorando.)  Es...  ti...  man...  do. 

Pepe  Otro  fenómeno. 

Pen.  (ídem,)  Es. .  ti...  man...  do. 

Ser.  Ya  sabemos  que  donde  usté  torea  arma  un 

escándalo, 

Pen.  (ídem.)  Es...  ti.  .  man...  do. 

Soleá  En  cuanto  yo  le  vi  la  cara,  le  dije  a  mi  pare 

que  era  usté  un  fenómeno. 

Pen,  Es...  ti...  man...  do. 

Pepe  Señores,  se   han  repartió  ciento  cincuenta 

invitaciones,  se  ha  abierto  la  puerta  princi- 
pal y  están  tos  los  asientos  ocupaos.  Hay 
una  banda  de  murguistas  pa  que  armenice 
el  paseo  con  un  pasodoble;  conque  no  esta- 
ría de  más  irse  preparando. 

Far.  Cuando  ustedes  quieran. 

Pepe  Prepararse,  niño,  que  vi  a  jasé  la  seña. 

(Todos  forman  de  espaldas  al  público  para  hacer  el 
paseo  hacia  el  corral.  Pepe  hillo  se  asoma,  da  la  señal 
y  ataca  dentro  el  pasodoble,  a  cuyos  acordes  van  des 
filando  hacia  dentro  entre  aplausos.) 


ESCENA  XV 


SOLEÁ  y  REHILETE 


Rehíl. 
Solea 
Rehíl, 

Soleá 


Rehíl 
iSoleá 


Rehíl, 
Soleá 
Rehíl. 

Soleá 


Soleá,  ¿no  quieres  ver  la  corría? 
No  tengo  ganas  de  fiesta. 
Oye:  si  logro  quear  bien  toreando  y  tu  pa- 
dre lo  permite,  ¿te  casarías  conmigo? 
Ni  contigo  ni  con  ninguno   de   esos  mama- 
rrachos que  han  salió  a  ese  corral  a  hacer  el 
burro. 

¿Y  si  tu  padre  lo  manda? 
¡A  este  (ai  corazón.)  no  hay  quien  le  mande. 
¡Yo  quiero  a  un  hombre  y  no  he  de  dejarlo 
por  nadie,  y  menos  por  un  torero! 
Entonces  no  toreo. 

Haz  lo  que  quieras.  (Suena  dentro  el  clarín.) 

Ya  sale  el  novillo:  voy  a  verlo  desde  la  ba- 
rrera. (Vase  foro.  Dentro  se  oye  un  aplauso.) 

¡Cómo  se  divierten  tóos  mientras  yo  sufro! 


ESCENA  XVI 


SOLEÁ  y  SEÑA  ANGUSTIAS 


¡Con  toa  mi  alma!   ¡Máü 


Ang.  ¡Soleá! 

Soleá  ¿Qué  hay,  sena  Angustias? 

Ang.  Hay  que  ha  llegao  la  hora  de  que  le  prue- 

bes a  don  Luis  que  le  quieres. 

Soleá  ¿Que  si  le  quiero? 

que  nunca! 

Voces  ¡Ole!...  ¡Ole!...  (un  grito  general.)  ¡¡Ayü 

Ang.  ¿Qué  es  eso? 

Soleá  Ña;  algún  revolcón. 

Ang.  ¿Estás  decidía  a  seguirle? 

Soleá  Sí;  tó  antes  que  mi  padre  quiera  casarme 

con  uno  de  esos  desgraciaos. 

REHIL .  (Seguido  de  dos  que   conducen    al    Faroles    completa- 

mente destrozado.)  Traerlo  por  aquí. 
Ang-  ¿Viene  herío? 

ReHIL.  Sí,  señora.  (Colocan  al  Faroles  en  una  silla  y  vanse 

los  que  le  han  traído.) 

Soleá  ¿Dónde  tiene  la  coma? 

Rehil.         Si  no  ha  sío  corná. 
Ang.  ¿Pos  qué  ha  sío? 

Rfhil.         Que  se  ha  asustao  del  toro 

callejón  de  cabeza. 
Solea  ¿Y  quién  es? 

Rehil.         «El  Faroles». 
Ang-  ¡Probesito!  ¡Se  conoce  que 

los  cristales! 
Soleá  Hay  que  curar  a  este  hombre. 

Ang.  Déjalo  ahí,  Rehilete;  yo  lo  curaré.  (Rehilete  se 

asoma  a  la  puerta  del  foro.  Angustias   a    Soleá.)    lU, 

lárgate,  que  don  Luis  te  está  esperando  en 
la  calle  con  un  artomovi. 

Soleá  ¿Dónde  quiere  llevarme? 

Ang.  A  ninguna  parte:   no  quiere  más  que  darle 

un  FUSto  a  tu  padre  y  obligarle  a  que  con- 
sienta en  que  se  case  contigo. 

Soleá  ¿Me  lo  jura  usté? 

Ang.  ¡Por  mi  salú! 

Soleá  Voy,  y  sea  lo  que  Dios  quiera. 

ANG.  ¡Adiós!    (Soleá  coge  un  mantón  de    la  entrada  de  su 

cuarto  y  vase  por  la.  derecha.)  Voy  a  Curar  a  este 


se  ha  tirao  al 


le   han  roto  tos 


—  30  — 

fenómeno.    (Empieza    a    curarlo.    Dentro    suena  un 
aplauso.) 

Rehü,.         ¿Qué  habrán  hecho  ahora?  (Entra.) 

YOZ  (Dentro.  Un  grito.)  ¡¡  Ayü 

Ang.  ¡Santa  Bárbara  bendita!... 

Voz  (Dentro.- Otro.)  ¡¡&yü 

Ang.  ¡Que  en  el  cielo  estás  escrita!... 

VOZ  (Dentro.  Otro.)  ¡¡Ayü 

Ang.  ¡Válgame  Dios,  y  qué  catástrofe! 

ReHIL.  (Seguido  de  cuatro  heridos  que  traen   entre  el  coro  de 

caballeros.)  Traerlos  por  aquí. 

VOZ  (Dentro.  Grito.)  ¡¡Ay!í 

Rehil.  ¡Jesú,  Jesú  y  Jesú!...  ¡Y  cuánto  lisiao!...  (sue- 

na el  ciaría.) 

Voces         (Dentro.)  ¡El  Maestro! ..  ¡El  Maestro!... 

Ang.  ¿Qué  piden  ahora? 

Rehil.  Que  lo  mate  el  Maestro. 

Ang.  ¿1£1  Maestro?...  ¡Se.  va  a  cerrar  la  zapatería 

por  defunción!  Vé  a  ver  lo  que  pasa  allí 

dentro,  Rehilete. 

ReHIL.  Voy.  (Vase.  Angustias  sigue   curando    heridos,  entre 

los  que  se  encuentra  el   Penitas.) 

Voz  ¡Ole!..   ¡Oír!...  ¡Ole!...  (un  grito.)  ¡¡Ayü 

Rehíl.  (saliendo  muy  aflgüdo.)  ¡Maldita  sea  la  má!... 

Ang.  ¿Qué  ha  pasao?...  ¿A  quien  han  cogió  ahora? 

Rehil.  ¡Al  Maestro!..    ¡Ha  subió  tan  alto,  que  si  lo 

ven  en  Francia,  lo  toman  por  un  Zepelínl 

Ang.  ¿Pero  cuándo  se  acaba  esa  corría?... 

Rehil.  ¡Si  eso  no  es  una  corría!...   ¡Eso  es  la  guerra 

europea!  Hasta  luego.  (Haciendo  medio  mutis  ha- 
cia la  calle.) 

Ang.  ¿A  dónde  vas? 

Rehil.  A  buscar  la  cruz  roja. 

Ang.  Estáte  aquí,  y  vé  poniendo  vendas.  (Rehilete. 

ayuda  a  Angustias  en  la  curación.) 
REHIL.  Aquí  está  el  Maestro.  (Sacan  al  Maestro  entre  dos, 

y  lo  colocan  en  una    silla    en    el  proscenio.    Viene  sin 
sentido,  y  completamente  destrozado.) 

Voces  (Dentro  se  oyen  a  coro  de:)  ¡Que  lo  amarren!... 

¡Que  io  amarren! .. 
Ang.  ¿Qué  piden  ahora? 

Rehil.  Que  amarren  al  novillo  pa  darie  la  puntilla, 

Seña  Angustias,  reconozca  usté  al  Maestro 

a  ver  si  tiene  sangre. 
Ang.  ¡Qué  va  a  tener  sangre  éste!    (Reconociéndolo.) 

Rehil.         ¿Pos  qué  tiene  entonces? 


—  31  — 


Ang.  Cuatro  cardenales,  y  un  obispo, 

Pepe  (volviendo  en  sí.)  ¿De  dónde  vengo? 

Ang.  Del  cielo,  según  dice  Rehilete,  (se  oye  dentro 

un  aplauso.) 


ESCENA  XVII 

BICHOS:  los  SEÑORITOS,    los    CRIADOS,    SEÑOR  CURRO  y  CORO 
general 

Pepe  ¡Soleá!...  ¡Soleá!...  ¿Dónde  está  mi  hija? 

Ang.  (Ya  te  lo  dirán  de  misa.) 

Niño  (Que  entra.)  ¿Está  el  señó  Pepe-hillo? 

Pepe  ¿Qué  hace  falta?... 

Niño  Esta  carta  que  m'han  dao  pa  usté.  (Le  da  la 

carta  y  vase.) 
PEPE  (Después  de  leer  la  carta  con  la  vista.)  ¡Lo  mato!... 

¡Lo  mato!... 
Curro  No  te  molestes,  Pepe-hillo,  que  ya   i'han 

echao  el  lazo,  y  l'han  dao  la  puntilla. 
Pepe  ¡Si  no  es  al  toro! 

Curro  ¿Pus  a  quién? 

Pepe  ¡Al  granuja  que  me  ha  robao  a  mi  hijaí 

Curro  ¡Tu  hija!...  ¡El  que  lo  mata  soy  yo!.  „  ¡Por  la 

gloria  e  mi  mare!...  ¡Que  me  lo  traigan! 

CáS.  Tome  USted.  (Dándole  un  sobre.) 

Pepe  (Saca  del  sobre  una  carta  y  un  billete  de  banco.  Lee.) 

«¡Calma!»  ¡Y  quinientas  pesetas!...  ¡Enton- 
ces no  es  tan  granuja  como  yo  me  pensa- 
ba!... ¡Me  manda  quinientas  pesetas!... 

Cas.  Naturalmente. 

Pepe  ¡Pero  no  importa!  ¡Mi  hija  no  se  paga  con 

quinientas  pesetas!...  ¡Mi  hija  no  se  paga 
con  to  el  dinero  del  mundo!...  ¡Es  un  cana- 
lla!... ¡Un  ca...! 

TlR.  Tome  Ubted.  (Dándole  otro  sobre.) 

Pepe  «Calma  y  prudencia»...  ¡Y  quinientas  más!... 

¿Saben  ustedes  que  me  va  pareciendo  sim- 
pático?... 

Tir.  ¡Pues  es  claro! 

Pepe  Mil  pesetas  no  se  sueltan  ahí  como  quiera. 

¿Pero  y  la  infamia  que  ha  hecho  conmigo?... 

SER.  Tome  USted.  (Dándole  otro  sobre.) 

Pepe  ¡Otras  quinientas!...  ¿Esto  qué  viene  a  ser?... 

¿Quiénes  son  ustedes?... 


CÁs.  Tres  cómicos  encargados  de   hacer  estos  pa- 

peles, y  organizar  esta  corrida,  mientras  se 
efectuaba  la  fuga. 

Pepe  Pero;  ¿quién  es  él?...  ¡Quiero  verlo!...  ¡Yo  se 

lo  perdono  to,  con  tal  que  me  devuelva  mi 
hija! 


ESCENA  ULTIMA 

DICHOS,  SOLEÁ  y  DON  LUIS 

Luís  Aquí  la  tiene  usted. 

Soleá  ¡Perdón,  padrel 

Pepe  ¿Quién  es  usté? 

Luis  Su  hija  se  lo  dirá. 

Soleá  El  único  hombre  que  quiero;  no  se  empeñe 

usté  en  casarme  con  otro,  porque  no  ha  de- 
conseguirlo. 

Pepe  ¿Qné  se  había  usté  propuesto  hacer  en  mi 

ca^a?... 

Luí*  Dos  cosas;  primera.,  ser  su  yerno;  y  segunda, 

quitarle  de  la  cabeza  la  tontería  del  toreo, 
que  un  día  u  otro,  sería  su  perdición. 

Pepe  Tiene  usté  razón;  soy  un  animal. 

Ang.  La  primera  verdá  que  ha  dicho  en  su  vida, 

Luis  Ye  le  daré  lo  necesario  para  poner  una  za- 

patería de  lujo,  y  déjese  de  toreo,  y  acuér- 
dese del  reirán:  «zapatero  a  tus  zapatos.»  Y 
si  estos  desgraciados  que  me  escuchan,  quie- 
ren tomar  mis  consejos,  no  tardarán  mucho 
en  comprender,  que  no  hay  nada  tan  her- 
moso, como  el  trabajo  honrado. 

Pepe  Habla  como  un  libro.  ¿Verdá,  Curro?... 

Curro         ¡Por  la  gloiia  e  mi  mare! 

Pepe  (ai  público ) 

Soy  tan  feliz,  que  en  el  mundo 
no  habrá  quien  se  me  compare: 
mas  si  aplaudís  un  segundo, 
mi  afecto  será  profundo... 

Curro  ¡Por  la  gloria  de  mi  mare! 


TELÓN 


Obras  cié  (Jníonio  palero 


El  maestro  Zaragata.  Entremés. 

/  Vaya  caló:  1  lena. 

La  Mari- Pepa.  Entremés  con  música  de  Rafael  Fer- 
nández Duran. 

El  cuarto  núm.  10,  Juguete  cómico  En  colaboración  con 
Antonio  Alcaide. 

Gente  de  playa.  Zarzuela  en  un  acto. 

La  florera.  ídem,  id. 

Lirios,  espinas  y  espinacas.  Juguete  cómico. 

D&  prueba.  Entremés  con  música. 

Amor  Ubre.  ídem,  id 

jDon  Juan!...  ¿Don  Juan!...  Parodia  lírica. 

La  escuela  de  los  fenómenos.  Caricatura  taurina  en  an 

ÜCtO, 


Precio:  UKGL  peseta